jueves, 15 de febrero de 2007

poema

una mesa negra
un sillón vacío
los cubiertos sucios en la pileta
tus piernas dormidas
en el sofá
el humo del cigarro perdura
más que tus palabras
el frío de la madrugada
se cuela por la ventana
el vacío y la nada
me pasean por la ciudad
no siento el frío en las manos
después de acariciar tus pies
no puedo nunca agotar mis ojos
de mirarte tanto, y me pregunto
¿cuánto sabemos?
mejor no saberlo
misterio es tu nombre
con eso me basta
hasta la salida del sol